Te explicamos qué son los movimientos voluntarios e involuntarios, qué propiedades tienen y qué ejemplos hay.

¿Qué son los movimientos voluntarios e involuntarios?
El cuerpo humano, al igual que el de otros seres vivos dotados de un sistema nervioso, es capaz de diversas formas de movimiento, como es el caso de los movimientos voluntarios y los movimientos involuntarios o reflejos. Como sugiere su nombre, los primeros dependen de nuestra voluntad y están bajo nuestro control, mientras que los segundos están más allá de la voluntad y ocurren por sí mismos.
Debido a que dependen del sistema nervioso, estos movimientos también se conocen como actos nerviosos, y cada uno depende de un órgano diferente en el cuerpo: En los voluntarios, el cerebro está principalmente involucrado, mientras que los involuntarios los lleva a cabo la médula espinal.es decir, ocurren sin compromiso cerebral.
Ambos tipos de movimiento son esenciales para la supervivencia y adaptación del organismo. Sin embargo, cada uno responde a diferentes estímulos y condiciones específicas.
Los movimientos voluntarios son aquellos que permiten a los seres vivos tomar decisiones, realizar acciones específicas y planificar, es decir, velar activamente por su bienestar. Si bien los reflejos responden a un nivel mucho más primitivo y primario de autoconservación, encarnan la tendencia del propio cuerpo a protegerse.
Podemos caracterizar cada tipo de movimiento por separado:
movimientos voluntarios. Como se ha dicho, son en las que interviene la conciencia para que podamos decidir si hacerlas o no, de qué forma y por cuánto tiempo. Por lo general, tienen una finalidad concreta y se aprenden, es decir, su realización depende de la práctica, y no podemos realizarlas conscientemente ni dormidos. Estos movimientos se generan según el siguiente esquema:
- Nuestros sentidos captan un estímulo del entorno y el sistema nervioso transmite la información al cerebro.
- La información se procesa y se elabora una respuesta en el lóbulo frontal del cerebro.
- La respuesta se transmite a través del sistema nervioso a la médula espinal y de ahí a los músculos necesarios para realizar el movimiento.
movimientos involuntarios. Son aquellos en los que la conciencia no interviene, sino que se ejecutan “automáticamente”, por lo que también se denominan movimientos reflejos. Debido a esto, muchos ocurren en personas que están dormidas o en coma. Suelen ser rápidos, involuntarios y generalmente dependientes de la intensidad del estímulo que los provoca.
Sin embargo, muchos de ellos pueden ser domesticados o controlados hasta cierto punto. La implementación de este movimiento incluye las siguientes fases:
- Se crea un estímulo externo que es captado por los sentidos y transmitido por el sistema nervioso.
- La información del estímulo llega a la médula espinal y desencadena una respuesta automática que pasa por alto el cerebro.
- La reacción se envía inmediatamente a los músculos, que la llevan a cabo desde el sistema nervioso.
Ver también: sistema muscular
Ejemplos de movimientos voluntarios
No es difícil encontrar ejemplos de movimientos voluntarios. Sirve todo lo que hacemos con un propósito explícito y a través de patrones aprendidos, tales como:
- Bailar
- peine el cabello
- afeitarse la barba
- juego de futbol
- levantamiento de pesas
- Introducir un tornillo o un martillo en un clavo
- Hablar
- come
- Escribir
- Sírvete un vaso de agua
- barrer una habitación
- hacer el amor
- Manejar un carro
- tocar un instrumento musical
Ejemplos de movimientos involuntarios

Quizás muchos de ellos pasan desapercibidos a diario porque son muy automáticos, pero no debería ser difícil detectar movimientos involuntarios, como:
- saliva
- acelerar el latido del corazón
- Retirar la mano de un estímulo doloroso (un pinchazo, una quemadura).
- El movimiento de succión del bebé.
- El reflejo de las rodillas, que nos confirman los médicos
- Protege tu cabeza de un golpe con tus manos
- El reflejo nauseoso cuando algo bloquea tu garganta
Continuar con: Sistemas del cuerpo humano